martes, 6 de septiembre de 2016

¡QUÉ RARO!

Una gota de sudor resbaló por mi rostro. ¡Qué raro!, no hacía calor. No le di importancia. Después sentí hambre, estiré mi mano hasta agarrar un trozo de algo que parecía pan, lo llevé a mi boca pero... no tenía dientes, no podía masticar. Tampoco le presté atención. Cuando sí me empecé a preocupar fue en el momento que vi a miles de gusanos a mi alrededor… ¡Y es que no podía soportar tanto cuchicheo que salía y entraba por mis oídos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario